Desde el avión, la vista de la
Cordillera de Los Andes es emocionante. Las cumbres eternamente nevadas se
muestran con total nitidez. En este tramo del camino se ven los Andes
Septentrionales, con una altura media de 4.000 metros . ¡Y
pensar que estábamos volando a 11.550 metros de altura! Más del doble de la
altura de estos cerros...
En casa de Julieta, mi querida amiga
guayaquileña, me esperaban con exquisiteces ecuatorianas. Y luego salimos a
recorrer, comenzando por el Malecón 2.000.
El malecón del Milenio está a
orillas del río Guayas. Fue remozado y re diseñado en el año 2000, y es un
paseo vegetal, con arbustos, flores y árboles de todos los colores, en armonía
con el agua, la madera, la piedra y el acero. Se hallan numerosas fuentes
de agua, puentes sobre los paseos y sobre los canales, abundan los estanques
con peces de colores. Cubierto de vegetación de la zona, es un paseo para la
familia, los enamorados y los turistas que se maravillan con el gran cuidado
con el que mantienen el parque.
Paseando por la ciudad se
aprecian infinidad de monumentos, esculturas, homenajes. La cantidad de bronces
estatuarios es altamente llamativa. Como argentina que soy, no pude dejar de
sentir una pizca de tristeza al comparar, porque es una comprobación más de que
se puede tener tanta belleza pública sin dañarla ni robarla… Aún tenemos que
aprender eso.
Las fachadas, los puentes, los
pilares de las autopistas, todos tienen murales coloridos y diferentes.
Cualquier rincón sirve para que el arte se exprese. Y las casas históricas
marcan el estilo de la antigua Guayaquil, en armonía con las edificaciones muy
modernas.
Museo Histórico de Guayaquil.
Detalle de la fachada.
Casa del Ejército.
Parque del centenario. La tierra
y la fauna.
El agua y la flora.
Centinela en la entrada del
Parque.
En la Plaza Bolívar, el Parque de
Las Iguanas me resultó fascinante. Es una reserva de varios cientos de iguanas
en un hermoso parque, muy bien cuidado. El Monumento a Simón Bolívar, en el
centro de la plaza, es un cómodo sitio para que los animales protegidos
descansen al sol.
Cuando se presentó el viaje a
Ecuador, tenía un gran sueño en la mente, sueño que quería concretar desde
niña: estar en el sitio geográfico en que se realizó el histórico Pacto de
Guayaquil, en donde dos gigantes de la campaña de Los Andes se habían
encontrado, marcando el rumbo a seguir de la defensa contra el invasor. Y así
fue, en el Monumento al Pacto de Guayaquil, lugar de encuentro del General José
de San Martín con el General Simón Bolívar, reforcé para mis adentros el deseo
de hacer, en algún momento de mi trayectoria, un retrato al Libertador. Fue muy
emotivo, estar allí.
Y en las sincronicidades
misteriosas de la vida, estando en casa de mi amiga Julieta, recibo la noticia
de la Escuela de Policía de la ciudad de Posadas, Misiones, Argentina, en la
que solicitaban un monumento de tres metros de altura del Gran Capitán. En ese
momento, sentí que el Universo cerraba, para mí, un hermoso círculo.
En la ruta, dejando atrás el llano
de Guayaquil, se ven largos kilómetros de plantaciones de plátano. Vamos
camino a Cuenca, a 4.000
metros de altura, un tema para otra historia.
3 comentarios:
Que bello lugar y una descripción que hace que las ganas de conocerlo sean mayores.. el único inconveniente para mi, que no lo soporto, es el calor, según investigué, en lo que sería invierno la temperatura no baja de 32º...Pero bueno tal vez un esfuercito haré ..ese país me intriga y me encanta.. Gracias por compartir tus experiencias.
Bellísima la descripción...también como a Lyliana,me dieron ganas de viajar a Guayaquil !!!
Qué hermosura!! Qué ganas de estar allí un buen rato... Gracias por las imágenes compartidas!!
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